jueves, 2 de junio de 2011

Cuento de mayo

Robert Fernández era un hombre que vivía solo pero que tenía muchos amigos. Era muy simpático, con sentido del humor, pero muy responsable en su trabajo de abogado. Era muy bueno en su profesión y por ello ganaba mucho dinero.
Pero tenía una gran adicción, la historia del antiguo Egipto. Leía todos los libros, páginas, artículos de internet, etc. Y sabía todo sobre el tema.
El problema fue que un buen día se le ocurrió ver la película de la momia y eso fue la gota que colmó el vaso. El hombre pensó que la película era real y que tenía todas las respuestas de la vida
Tanto era así que estaba convencido de ser la reencarnación del protagonista, y que era el elegido para encontrar un tesoro que había leído en uno de sus libros
Y así fue como dos días después tomo un avión a El Cairo y marchó el solo hacia las pirámides. Por el camino le fue contando a la gente sus planes y todos le tomaban por loco
Además tenía un huevo cocido atravesado con un hilo colgado al cuello
Todo el mundo le preguntaba por el huevio mohoso y el decía que era un escarabajo negro carnívoro disecado que había comprado a un vendedor de camellos
Llego a la pirámide y se emocionó tanto que fue a la cámara más profunda y se escondió en un sarcófago gritando
-¡Que viene la momia! ¡Hay que esconderse!
Se quedó allí en la misma posición durante dos días porque se había quedado encerrado
Por la noche los guardias escucharon ruiditos en el sarcófago, y como eran muy supersticiosos, al abrir el sarcófago, después de muchas angustias, encontraron al hombre deshidratado con la piel llena de ronchas por no moverse y le pegaron un tiro, por el susto
Y así fue como acabó la historia. Volvió a España en avión, pero en silla de ruedas.
Fue a rehabilitación, rehízo su vida y no volvió a mirar cosas egipcias nunca más

lunes, 23 de mayo de 2011

Cuento de abril

Querido juez:
Quería decirle que yo soy una persona de bien, no hice daño a nadie. La acusación del asesinato de esa joven es totalmente falsa. Yo nací en Madrid, mi madre trabajaba en una discoteca como camarera y mi padre había muerto hacía años. Como en casa no había casi dinero, decidí venirme aquí, a Barcelona para conseguir trabajo, y mantener a mi madre enviándole el dinero. Allí, me hice unos amigos que eran como una gran familia entre ellos. Eran muy atentos conmigo y decían que lo iban a dar todo por mí. Un día fuimos todos a un descampado, y estaban intercambiando mercancía para venderla en su negocio familiar, un bar muy famoso llamado ‘’El caballo’’
A cambio, pedían que les hiciésemos un trabajito, que tenía que efectuar yo aunque no me dijeron en qué consistía hasta llegar a casa. Allí me contaron que las personas que nos la habían vendido, eran otra gran familia amiga, y que había que obtener beneficios comunes, y yo tenía que ir a buscar chicas dispuestas a trabajar en el bar. Yo lo entendí totalmente y las busque, encontré a dos chicas menores que estaban por la labor, les dije que podían dejarlo cuando quisiesen pero no sabía si mi familia iba a estar muy de acuerdo.
Pasaron dos meses y trabajaron muy duro, por una miseria, y fue entonces, cuando la más joven de ellas, quiso largarse con un joven que había conocido ejerciendo su trabajo, y como en todo trabajo, las relaciones sentimentales no deben estar permitidas.
A sí que fui a su casa y la conté lo que ocurría, aunque claro, ella no parecía estar muy contenta. Yo saque mi pistola, pero solo lo hice para asustarla claro está, después me insulto, la cogió, y se pegó un tiro.
Ahora como le digo, quieren meterme en la cárcel por ello, pero yo no tuve nada que ver en su suicidio.